Cuando el pescado ya ha sido comprado, si no se va a conservar en ese mismo momento, habrá que conservarlo de una manera adecuada en casa para preservar sus cualidades y que este en perfecto estado a la hora de quererlo consumir. 

Si lo has comprado entero, antes de almacenarlo deberás:

– Quitarle las escamas, las vísceras y lavarle bien la cavidad abdominal.

– Guárdalo en un envoltorio o recipiente hermético (te vale un táper, un plato tapado con film de plástico o una bolsa específica) para que no se reseque y para no se le escapen jugos que puedan contaminar a otros alimentos.

– Si lo vas a consumir en poco tiempo, guárdalo en la nevera, si no lo mejor es que lo congeles. Tanto el pescado blanco como el azul aguantarán en nevera entre uno y tres días. La temperatura se mantiene constante por encima de los 0ºC y por debajo de los 4ºC.

– En el caso de pescados pequeños como sardinillas o boquerones, se les puede echar también un poco de sal gruesa que ayuda a su conservación, ya que la sal genera un ambiente hostil que dificulta el desarrollo de las bacterias. Eso sí, luego hay que recordar no volver a añadir sal en el momento de consumirlo.

– En el congelador, el blanco puede estar entre seis y ocho meses, mientras que el azul aguantará entre dos y tres meses.

– Si prefieres el pescado crudo, ahumado o marinado, un consejo: congélalo previamente 48 horas para evitar la posible contaminación por anisakis, parásito del pescado dañino para el hombre.

– Cómpralo al final de tu recorrido habitual por el supermercado y, a ser posible, introdúcelo en una bolsa especial para productos congelados.

–  Una vez en casa mételo lo primero de todo en el congelador para evitar romper la cadena de frío (descongelar y volver a congelar), ya que se pierde agua, se forma escarcha y se pierde calidad y sabor.

– Cuando vayas a tomarlo, descongélalo primero en el frigorífico y no a temperatura ambiente ni sumergiéndolo en un líquido.

Si preparas pescado y te sobra debes:

– Guardarlo en recipientes distintos de donde está el crudo y el resto de los alimentos. De este modo evitarás contaminaciones cruzadas de unos alimentos a otros y malos olores.

– Atención a los utensilios de cocina, si has cortado un pescado crudo, lava el cuchillo, la tabla y el plato, antes de poner encima uno que ya esté preparado.

– Los pescados ya cocinados aguantan unos tres, cuatro días en la nevera y entre cuatro y seis meses en el congelador.

Sin embargo, la regla de oro para no equivocarte al comprar pescado en cuanto a la relación calidad-precio, es fijarse en los pescados que están de temporada, ya que cambia dependiendo de la estación del año en que nos encontremos.