Que hay que mantener una dieta saludable en todo momento es una realidad, pero en el transcurso del embarazo hay que prestar una mayor atención para que no surjan enfermedades o complicaciones, ya que afecta directamente al bebe, en cuanto a salud y desarrollo físico nos referimos.

En este sentido, con alimentación saludable nos referimos a evitar productos que estén muy procesados y por otro, optar por la ingesta de verduras, frutas, legumbres, cereales integrales, etc. Sin embargo, cuando hablamos de alimentos como el pescado hay siempre dudas sobre si es adecuado tomarlo o no.

Son varias las nutricionistas especializadas las que afirman que su consumo en el embarazo debe estar centrado a una o dos raciones a la semana, sin exceder de tres o cuatro, siendo la cantidad perfecta 150-200 gramos netos, es decir, limpio sin contener cabeza ni espinas y con toda la piel retirada ya que es ahí donde este almacena todas las toxinas que puede contener.

Hay que aclarar que el pescado en sí no tiene ningún problema para la persona que esté embarazada, lo que genera el problema y por lo tanto hay que prestar atención es el mercurio que contienen, generado por la contaminación del agua de ríos, mares etc. donde viven. Y es que, el consumo de mercurio en grandes cantidades puede atravesar la placenta generando alteraciones en el desarrollo neuronal del feto.

Dicho esto, se pueden consumir todos pero poniendo especial cuidado en los grandes como son: pez espada, el tiburón, el atún rojo y el lucio.

Los más recomendados ya que continúen gran cantidad de nutrientes como es el omega-3 y menos mercurios, son los clasificados como pescado azul: (sardinas, anchoas, boquerones, bonito, atún, jurel, palometa, salmón, caballa, arenque, congrio, trucha de mar, salmonete, pez espada, rodaballo) y mariscos (mejillones, ostras, berberechos).

Incluso el pescado blanco, en el que estaría englobado la merluza, pescadilla, rape, cabracho, lenguado, gallo, bacalao fresco etc. es adecuado, ofreciendo nutrientes esenciales para la alimentación saludable a la que hacemos referencia. Así como, los pescados semigrasos como la dorada, la lubina y el besugo  también aceptados durante el embarazo.

También debemos controlar la ingesta de latas de atún, que en muchos casos puede haber atún rojo etiquetado como atún claro y sería un problema. Lo más recomendable serían dos latas a la semana.

Y por último, el pescado para su consumo ha de estar muy bien cocinado, es decir, que haya estado congelado mínimo 72h antes de cocinarlo y no consumir pescado crudo puesto que hay más riesgo de intoxicación al consumirlo así y eso sería muy perjudicial para el feto.

Para tener una idea global sobre la cantidad de mercurio que hay en los diferentes pescados y prevenir su consumo,  el Departamento de Salud y Salud Mental de Nueva York elaboró en 2011 el documento Come pescado, elige sabiamente.

En dicho documento se dividen los pescados en cuatro grupos desde un contenido muy alto de mercurio hasta muy bajo. Los exponemos a continuación.

– De contenido muy bajo en mercurio: anchoas, almejas, langostas de río, merluza, arenque, sardinas, camarones, pescadilla.

– De contenido bajo en mercurio: palometa, bacalao, cangrejo, mejillones, caballa del Atlántico, perca, lenguado, calamares, atún claro en lata.

– De contenido alto en mercurio: lubina, anguila, langosta, rape, trucha de mar, raya, pargo, atún blanco o tipo albacora, también en lata.

– De contenido muy alto en mercurio: mero, caballa, aguja, tiburón, pez espada, atún fresco.

Como podemos comprobar, no es que haya que evitar comer pescado en el embarazo pero si llevar a cabo estas recomendaciones y tener en cuenta las raciones diarias así como el mercurio y el omega-3 que continúen para que su consumo sea beneficioso y no perjudicial para ti y para el nuevo miembro que está por venir.